lunes, 10 de mayo de 2010

Nublado.

Resulta que... me subo al bus muy de verano y hora después despierto y me bajo en el terminal encontrándome con un cielo despiadadamente gris. Casi muero de frío. La gente anda muy depre y me contagia, todos caminan grises, vacíos, un poco aquí, un poco allá, un poco con el alma no sé dónde. Quisiera ser un poquito más 'fortachona' y dármelas de que nada me importa, pero no puedo, hoy día tengo pena y no hay nadie, ni siquiera yo estoy para escucharme. Detesto esta sensibilidad crónica que me inunda hasta las entrañas, que me duele hasta en los huesos. Siento pena hasta porque se me pasó la micro, porque se me acabaron los cigarros, porque no sonó el teléfono, porque no estás, porque no llegaron cartas; demasiada sensibilidad.
Me robaron el otoño.