Sólo rastros de tiempo permanecen y recuerdan (gritan) que a veces es de día. Pero no, no me critique, cada vez estoy más cerca de algún fin.
Estoy haciendo un gran esfuerzo por no correr, gritar, palpitar, reír y enloquecer cuando le encuentro entre la gente. Sólo observo cada detalle, gesto, palabra, mirada, suspiro, cada gota que de cansancio se resbala entre sus manos. Me detengo en cada lunar, en cada esquina, en cada trozo de piel, de pupila. Analiso su lenguaje, pienso, respiro, siento y no. Imposible.
Imposible.
Imposible.
Imposible.
Imposible.
Imposible.
Mi realidad es una constante utopía que mi cerebro creó, en medio de una eterna paradoja.
Im-posible sería besar aquella boca que mis manos crean, que mis sueños tocan, porque no existe, le pertenece a otra.
Pero no importa.
Imagino sus dedos sobre mi piel,
dibujando el eterno camino de la humanidad,
rozándose las extensas superficies de nuestros cuerpos,
mientras que mi ser vibra recibiéndole con el alma abierta,
y un grito desesperado quiebra el silencio.
Lentamente cierre los ojos y duerma,
deje que nuestras mentes divaguen cual brisa nocturna,
tocando y oprimiendo ligeramente la superficie de éstas, nuestras imperfecciones.
Porque esta noche nuestro encuentro será furtivo.
Sólo imagínelo: Usted y yo.
(15 Minutos después)
La alarma del reloj me avisó que hoy sería un nuevo día, y no le encontraré.
No importa, estoy haciendo un esfuerzo grande por no mirarle, por no pensarle, por no gritarle o susurrarle.
Intentaré callar este músculo que gime con cada latido, es inevitable, no tiene otra función.
No importa, no se preocupe, no correré a abrazarle y besarle desesperadamente como si tuviera sed de mares.
No se preocupe, soñar es gratis.
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Give me a reason to love you - Portishead
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