lunes, 6 de agosto de 2007

Las tres grandes verdades: Nacer Vivir Morir.


Él (o ella) ignora su nombre, no tiene olfato, ni oído, ni siquiera vista (quizás sí, porque sus ojos sólo divisan gigantes nebulosos). Sus manos rozan formas placenteras, es un ser totalmente sensible y táctil.
Esto es percepción. Llegar al mundo y sentir las realidad esencial, renunciar a la oscuridad, y dar paso a la luz, dejar que el universo entre por todos los poros, abandonar aquél cuerpo caliente, húmedo, lleno de tinieblas. -Resbalar hacia la vida.


Respirar, llorar y dormir. Eso, es talvez, lo que él (o ella) hará.Y más tarde, mucho más tarde, cuando el tiempo no se llame tiempo y esté postrado (o postrada) en su lecho, sólo esperando la espera que desespera, no será mas nada. Talvez quisiera en aquél tiempo no muy lejano, pertenecer a la tierra.
Sí, esa es la muerte que quiere. Morir en la tierra, para así alimentar a otra semilla, quizás a gusanos, tal vez hormigas. No sabe, quién sabe. Pero, al menos ahí de algo servirá.


Si nacer fuese desechable, nacería mil veces...

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