domingo, 23 de diciembre de 2007

Sin puntos ni comas

Bukowski me aconsejó anoche y me dijo que fuera por el último vaso de whisky que se desangraba en la alfombra me preguntó por qué soy del tipo de persona que se ríe de las cosas de las que la gente normal nunca se ríe
pero qué se yo
a veces este tipo me marea
yo le digo que se vaya con sus putas y su botella
que se largue a la calle o que entre de nuevo a ese bar
que beba en exceso
le digo también que
toque
baile
mire
salte
corra
monte
coma
mastique
triture
vomite
que asco
que delicia
yo me como todas las comas porque tengo hambre de signos y señales
que nunca llegan pero
sigo escribiendo
y prendo un cigarro y fumo y vómito humo y me trago promesas irrisorias y muerdo el cigarro lo mastico lo trituro y lo escupo en la alfombra y prendo otro y fumo otra vez
pero la angustia sigue
me como las comas y los puntos
vomito preguntas
duele todo
me duele el futuro en el cuerpo
y fumo otra vez
y bebo
y me embriago en esta copa marchita con esta mezcla de sábanas sudores y rimmel
yo siempre siempre siempre
yo siempre me caigo de la cama
y
me tropiezo con el pasado
y sucede que hoy tengo ganas de escribir y escribir hasta (es)fumar mis uñas y desaparecer mis entrañas
y dicen que ella se parece a una de las putas de bukowski
y no quiero puntos ni comas

martes, 11 de diciembre de 2007

Ideal

Poeta, alcohólico, drogadicto y promiscuo.

Alguien que me enseñe a vomitar consonantes mientras padezca de nauseas literarias;
alguien que beba whisky todas las noches y ron por las mañanas,
alguien que tome pastillas para dormir, que sueñe con fantasmas,
alguien que beba café cada vez que respire,
alguien que guste de caminar por calles vacías y llenas de perros,
alguien que fume y fume y fume y fume,
alguien que viva abrazado a una copa,
alguien que tenga sexo tres veces por día,
alguien que camine sin destino, a veces hacia un bar,
alguien que sea adicto al chocolate amargo,
alguien que guste de leer tragedias y también comedias,
alguien que se burle de la gente pobre y desdichada,
alguien que no tenga una ideología política clara,
alguien que escriba sin razón,
alguien que odie al prójimo,
alguien que escuche silencio,
alguien que mienta,
alguien que deteste,
mutile,
aniquile,
desaparezca,
alguien
que
no
exis
te.


Alguien como
él y como él y como él.
¡Ah! y como él también.
Que tenga un poco de él, y de él;
que se parezca a él y un poco a él,
o tal vez un poco a ella.

La gota que derramó.

Y en la mesa estaban las botellas, como cadáveres desangrados. Me quedé sentada esperando un par de horas, fui capaz de mover la mano, me llevé otro vodka a los labios, conseguí inclinar la cabeza y lo bebí todo. Intenté dejar el vaso en la alfombra, me arrastré hasta la cama y esperé de nuevo a que me entrara el sueño. A los cinco minutos estaba dormida, como todos los demás.
Me desperté. Miré el techo, las grietas del techo; vi en ellas tantas cosas y tantas otras imaginé.
El sol entraba a través de la ventana, se reía de mí a carcajadas, me apuntaba y me escupía fuego en la cara. Tenía el cuerpo rígido, los labios secos, las manos heladas y los pies también; bolsas oscuras bajo los ojos, ojos cobardes, ojos que se esconden, que miran para arriba y para abajo y nunca se encuentran. Parecía como si les disgustara ser parte de mí. Horrible.
Luego sonó el teléfono. Lo dejé sonar. Sonó siete veces y luego se detuvo. Estaba a solas conmigo. Me hundí en la cama otra vez, me escondí entre las sabanas y esperé.

Por última vez.

He escrito veinte poemas y no me gustan. Me doy cuenta que existen peores cosas que estar sola, sin embargo, lleva una vida entera darse cuenta y la mayoría de las veces es demasiado tarde y no hay nada más terrible que decir demasiado tarde. Afortunadamente esta es mi séptima vida.
Y en esta vida no hay papeles, no hay sonido.
No hay furia, no hay placenta.
Cuando muera otra vez, no quiero llantos, sólo un entierro decente; viví siete u ocho vidas, y eso es suficiente para cualquiera. Todos finalmente somos lo mismo.
No hay furia, no hay placenta, no hay papeles.

Silencio.
Sólo tiempo. La carne cubre al hueso, la piel a la carne y el tiempo a la piel. Pero la carne busca algo más que piel; busca carne. Y es curioso, porque jamás la encuentra, nadie encuentra jamás al otro. Demasiada carne, demasiada piel.

El basurero se llena,
los manicomios se llenan,
las calles se llenan,
los bares se llenan,
los hospitales se llenan,
Yo no me lleno.

Nada más se llena.

Dos a eme.

Me retuerzo entre las sabanas sucias,
estas, mis sabanas. Mientras fijo mi mirada en las paredes amarillas y nada.
Me he acostumbrado tanto a esto, a esto de no olvidar.
No olvido la manzana y su gusano,
las putas, la traición,
las calles, los bares,
los suicidios de los amantes,
los amigos y las copas,
las promesas rotas,
no olvido ciertas cosas.
No olvido que pronto será miércoles,
Sólo olvido que hay huesos en la carne.