viernes, 2 de noviembre de 2007

Gusano en la alfombra.

Pisotear, escupir y aplastar.
No tengo más palabras para escupir,
tengo comas, puntos y preguntas para pisotear,
tengo ideas, sueños, amistades y amores para aplastar.
Quiero vomitar algo, pero ni siquiera está en mi estómago,
quiero pisotear signos que no están en mis pies,
aplastar todo lo falso, aplastar todo quizás.
Estoy en el límite, al borde, a punto de caer.
Y hago nada por salir de ahí.
.
.
.
El cadáver en la alfombra yacía con los ojos abiertos, grandes y secos y la mirada perdida y la piel amarilla, podrida y fría como esta noche, como este invierno, un olor putrefacto penetraba las paredes y los muebles. Pasaron horas interminables. Un grito quebró el silencio. Y llovía y se oían las gotas caer una dos tres y cuatro y cinco y seis veces y se multiplicaban como granos de arena y cada gota dolió como sal en la herida y después del grito vino el llanto; nadie supo de su muerte hasta esa noche. Era demasiado tarde. Habían pasado días, era el alimento de gusanos satisfechos, sólo quedaban rastros de carne y un par de gotas de sangre, un poco de cabello y un atado de huesos,
el tiempo le pasó la cuenta, fue el alimento de larvas insaciables.
Su muerte fue macabra, no le quedaba tiempo, no le quedaba aire; la vida fue extinguiéndose segundo a segundo. Apretó su puño con tanta fuerza que sus uñas quedaron arraigadas en la palma de su mano, sus dientes se quebraron de miedo, sintió ese sudor frío y cada vez más cerca el aroma amargo de la muerte. El reloj marcaba las cuatro a eme. Llegaba la hora. Miró a su alrededor, se detuvo en cada fotografía, en cada rincón, leyó una y dos y tres veces cada carta y escribió otras tantas, sintió su cuerpo vibrar y su voz apagarse, sus manos estaban cansadas y su piel flagelada. LLegó la hora se dijo a sí mismo. Abrió el cajón de su velador, tomó aquel frasco, giró la tapa sin dudar, lo abrió. Se miró al espejo, ya no era el mismo, su piel estaba ajada, su cuerpo sin ganas, su mirada había muerto hace años, y su alma ya no lo acompañaba. Eran las cinco a eme. Cada vez más cerca estaba del fin. Tragó tantas pastillas como pudo, abrió desesperado uno y otro frasco; hasta que cayó sobre la alfombra. Aún estaba conciente, sentía como sus pulsaciones disminuían, intentó levantarse, intentó gritar, quería correr pero fue imposible, todo intento fue en vano. Su corazón se detuvo, su cuerpo quedó rígido, su boca abierta y su mirada apuntando al cielo.
Demasiado tarde para arrepentirse.

3 comentarios:

Unknown dijo...

conecté casi simultáneamente con los gusanos... i'll be eaten by the worms versa Weird Fishes/Arpegi (nueva cancion de Radiohead)
¿y si los gusanos se hubieran tragado la esencia desesperada y depresiva de aquel suicida?

Anónimo dijo...

Oi, achei seu blog pelo google está bem interessante gostei desse post. Gostaria de falar sobre o CresceNet. O CresceNet é um provedor de internet discada que remunera seus usuários pelo tempo conectado. Exatamente isso que você leu, estão pagando para você conectar. O provedor paga 20 centavos por hora de conexão discada com ligação local para mais de 2100 cidades do Brasil. O CresceNet tem um acelerador de conexão, que deixa sua conexão até 10 vezes mais rápida. Quem utiliza banda larga pode lucrar também, basta se cadastrar no CresceNet e quando for dormir conectar por discada, é possível pagar a ADSL só com o dinheiro da discada. Nos horários de minuto único o gasto com telefone é mínimo e a remuneração do CresceNet generosa. Se você quiser linkar o Cresce.Net(www.provedorcrescenet.com) no seu blog eu ficaria agradecido, até mais e sucesso. If is possible add the CresceNet(www.provedorcrescenet.com) in your blogroll, I thank. Good bye friend.

Ètienne dijo...

ese titulo se me hace conocido :)