martes, 12 de agosto de 2008

Quédate.

Estoy en el medio. Soy la mitad, la última parte, el último escalón, la última canción y el último tren.
Me queda poco.
Quizás poco por hacer, poco para terminar.
Queda una hora para que sean las doce y dos días para que sea viernes, cinco meses para que termine el año y dos para los veinte.
Queda menos.
Quedan dos llaves en mi llavero, tres cigarros en la cajetilla y dos muertos en el cementerio.
No queda.
No queda.
Sólo yo quedo.
Y mis zapatos están cansados.
Negros.
Marchitos.
Andate con tus demonios.
Por favor.

1 comentario:

Dramatica dijo...

quedan 50 horas de exesivas luces sobre nuestros cuerpos y nos falta el minito de felicidad devida y el orgasmo guardado para aquel amor besos male te quiero!!!