viernes, 16 de julio de 2010

La soledad tiene color amargo.

Al final, todo queda ahí: en nada. A medio hacer o sin hacer.
Hoy sentí el frío y sentí reventarse mi alma por los pies, caminé por calles vacías anaranjadas de soledad, me senté en cada plaza y con todas mis arterias envidié a los amantes. Siempre sola, pensando en cómo sería si... Y claro, como siempre, no llego a conclusiones.
Me pregunto si alguna vez volveré a sentir.
Luego, intento responderme... y el diálogo conmigo misma cada vez se dificulta más.
Ni siquiera me escucho.

1 comentario:

Martin Pannari dijo...

para que siempre la gente encuentra el amor, la compañía... pero el problema es que esos son siempre OTROS. nunca es uno mismo.