Un par de toneladas
cuelgan
desde estos parpados
cansados
de tanto abrir y cerrar
de tanto mar
de tanto otoño
y hojas y tierras y palas
inevitable
es esta angustia
que brota de tu ausencia
por el silencio
de tus pasos ausentes
por el dolor
de tu partida
y el silencio
inquebrantable
de aquellos ladridos de miel
que hoy
ya no están.
La casa no será lo mismo sin ti, Pequeña.
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