martes, 15 de noviembre de 2011

El exilio de un corazón cobarde.

Memoria y tiempo nos hostigaron
no hubo garantías para existir
l
a vida quizá no fue creer
sino borrar(nos) indefiniblemente.


Maldito tiempo fugaz
¡aquel que creí eterno!
y que hoy tiñe mis noches de azul
como libro añejo y cenizas olvidadas.

Vida y muerte me devoran por separado
llevándose mi sangre por laberintos apagados
mientras maldigo el cielo
y me gano la reputación de loca.

Maldita semejanza la nuestra
¡es un reto mirar(te) a los ojos!
nuestras pupilas se esconden
riéndose de nuestra cobardía
¿ver(nos) de cerca o ver(te) de lejos?

Es la atracción edificándonos
¡es la (in)humanidad construyéndonos!
parecemos inmóviles, tal vez ausentes
cuando sólo cuerpo entregamos al olvido.


Anorexia sentimental, ¡almas hambrientas!
la clave está en el goce y el placer
ahora sólo nos queda arrullar el miedo
y callar los latidos.

Café y humo, ¡testigos infames!
de reencuentros y despedidas

de códigos sobre el adiós

y amantes con ideaciones suicidas.

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