¡Eso es!
La radiografía cínica, la lasaña mal cocida, las tazas mal lavadas y el limpia vidrios eterno.
Quizás las fiestas grotescas y el vodka obligado, las orgías de cigarros, de zapatos chocando y de sudores en ensaladas. La teleserie sin fin y la película sin comienzo. Eso debe ser, todo cambia. Incluso los televisores.
Los niños ven la inocencia inocua y la tierra sin preservativos, contra la indecencia y la pereza, contra el sano y el insano, contra el payaso y su McCombo antropófago, contra la guerra y las malas lenguas, contra la verdosa envidiosa y la ignorante, ya los Tiempos del No-tiempo están tan insertos como quien devora el salmón de los domingos o como quien mordisquea las copas de tinto.
La tele era en blanco y negro, ahora es con surround y multicolor, pero más adelante será en décima dimensión. Han descubierto el agua tibia, que el fuego quema, que la lluvia moja, la música suena, la piel toca, el ojo ve, los labios castigan, el sexo inspira. El Tonto es Tonto y el mundo de verdad era redondo.
La risa es intermitente, porque los Tiempos del No-tiempo están aquí. La carne es masticada sin pavor.
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